domingo, 2 de abril de 2017

"La conjura de los necios". La novela que encumbró a John Kennedy Toole tras su muerte.

El escritor John Kennedy Toole           
En esta entrada voy a hablaros de una obra que acabo de leer, “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole. Una novela que en muchas ocasiones he visto recomendar a muchos lectores, pero que iba posponiendo por otras a mi parecer más atractivas. Un día, con cierta desgana, lo reconozco, me decidí a leer las primeras páginas de la novela y, para mi sorpresa, me conquistó. No puedo estar más de acuerdo con todas esas personas que encuentran la obra como imprescindible en la lista de cualquier lector; me uno a ellos en su decisión de recomendarla.

Sobre el autor:

JOHN KENNEDY TOOLE nació en Nueva Orleans, Luisiana, en 1937. Educado por su dominante y posesiva madre, Thelma Ducoing Toole, inculca en él una idea de súper hombre, de genio, que Toole parece asumir, porque todo lo que lleva a cabo, al menos a nivel intelectual, es sobresaliente. Se licenció en literatura en la Universidad de Columbia y gracias a ello da clases en el Instituto Hunter de Nueva York. En 1961 fue llamado al ejército y en este periodo da clases de inglés a reclutas hispanos en Puerto Rico; es en estos dos años cuando comienza a escribir “La conjura de los necios”. De vuelta Nueva Orleans da clases en el Dominican College. Terminada su obra la presenta a la editorial Simon and Schuster, pero no consigue que se la publiquen, pues, a pesar de no darle un “no” rotundo, las continuas revisiones no satisfacen al editor (posiblemente encontrara la editorial en el manuscrito temas algo incómodos al sentir popular norteamericano). El rechazo produce una gran frustración en el autor, parece que su intención era dedicarse a la escritura, por lo que cayó en una espiral de depresión y alcoholismo que culminaría en su suicidio en 1969 (Puso una manguera de jardín en el tubo de escape de su coche y la introdujo por la ventanilla del conductor. Tenía treinta y dos años. Dejó una nota de suicidio que fue destruida por su madre). Según cuenta Kenneth Holditch, profesor emérito de Literatura en la Universidad de Nueva Orleans, gracias a su amistad desde 1980 con la madre de Toole, la mujer se encontraba hundida tras la muerte de su hijo hasta que halló, entre las pertenencias de John, el manuscrito de la novela. Thelma intentó por su hijo publicarla. Hasta ocho editores la rechazaron. En 1976 Thelma supo que el escritor Walker Percy daba clase en la Universidad de Loyola, e insistió a éste para que leyera el relato. A regañadientes Percy comenzó a leerlo, pero el relato lo atrapó, recuerda Percy: “Y seguí y seguí. Primero, con la lúgubre sensación de que no era tan mala como para dejarla; luego, con un prurito de interés; después, con una emoción creciente y, por último, con incredulidad: no era posible que fuera tan buena”. Así que no le quedó más remedio que convencer a la Universidad Estatal de Luisiana de que debía publicarla, cosa que sucedió en 1980. Al año siguiente, la novela recibió el Premio Pullitzer y, en Francia, el de la mejor novela en lengua extranjera. El éxito de la Novela de Toole provocó que se editara otra obra suya escrita con dieciséis años, “La Biblia de Neón”.
Para tener un mayor conocimiento de la vida de John Kennedy Toole, Cory MacLauchlin, profesor e investigador de la universidad de Virginia, ha escrito una biografia “Una mariposa en la máquina de escribir”, Anagrama.
Portada de la novela, Anagrama



Sobre la novela:

El prólogo de “La conjura de los necios” lo hace Walker Percy, y en él, entre otras muchas cosas, nos describe al protagonista con bastante genialidad: “He aquí a Ignatius Reilly, sin progenitor en ninguna literatura que yo conozca (un tipo raro, una especie de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, fundidos en uno), en violenta rebeldía contra toda la edad moderna, tumbado en la cama con su camisón de franela, en el dormitorio de su hogar de la Calle Constantinopla de Nueva Orleans, llenando cuadernos y cuadernos de vituperios entre gigantescos accesos de flato y eructos”
El comienzo de la novela lo hace Toole con una cita del autor de “Los viajes de Gulliver”, Jonathan Swifi: “Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.
Tras la cita, el relato nos descubrirá a un protagonista: Ignatius J. Reilly, un hombre grandote, chocante, arrogante, treintañero, culto y con ciertos problemas estomacales que vive en Nueva Orleans, ciudad retratada en la obra, con su madre, y a costa de ésta, y sin más vocación que escribir. El personaje que retrata Toole es un ser de lo más atípico, extraño a todos y en un mundo que analiza y no parece encajar con él, hasta tal punto que le provoca problemas de salud; el mismo Ignatius lo reconoce: “…sólo me relaciono con mis iguales, y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie”. Toda su vida gira en torno a su habitación y a sus escritos en cuadernos “Gran jefe”, donde plasma su pensamiento más propio del medievo (admira al filósofo Boecio) que de su presente, al que critica sin contemplaciones. La trama surge en el momento que Ignatius debe encontrar un empleo para ayudar a su madre a afrontar unos problemas económicos. A partir de ese momento Ignatius debe salir de su guarida y enfrentarse al mundo. Durante el relato nos toparemos con personajes característicos de la sociedad sureña norteamericana que tienen, digamos, la mala fortuna de cruzarse en el camino de Ignatius.
En la novela Toole, además de contarnos una historia con la que entretenernos y divertirnos, porque te hace reír en no pocas ocasiones, censura a la sociedad norteamericana, sobre todo la sureña, a través de los personajes que aparecen y las reflexiones del protagonista al que es difícil encajar en papel de héroe o villano de la historia, pues Ignatius J. Really se hace tan simpático como insoportable a los ojos de lector; a mí, lo reconozco, me ha irritado muchas veces.  En algunas publicaciones que hablan sobre el protagonista, he llegado a leer que Ignatius J. Really es el álter ego del autor. Y la verdad es que comparten ciertos aspectos de sus vidas como son: ser hijos únicos, una madre sobreprotectora y al tanto de todo, la necesidad de ayudar económicamente a su familia, universitario, el gusto por escribir y la escolástica, sin embargo, el protagonista tiene ese lado odioso e incomprensible que hace difícil entender que el autor se retrate en él.

No me atrevo a comentaros más porque me gustaría que descubrieseis la obra. Yo solo puedo deciros que me ha parecido una novela inteligente, con unos personajes maravillosamente retratados, amena, divertida, irónica, crítica... Por tanto, recomiendo que la leáis a aquellos que no lo hayáis hecho todavía.

Os dejo los enlaces donde encontrar las obras mencionadas:

© 2017 M. Carmen Rubio Bethancourt

12 comentarios:

  1. Con estos antecedentes, apetece leer la novela.
    La información facilitada la hace muy atractiva.

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    1. Muchas gracias, Manolo. Ya verás si la lees, te va a sorprender.

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  2. Hola Carmen! Este es el tipo de libros con los que realmente disfruto. Debo ser una morbosa, pero la historia del escritor hace que crezca mi curiosidad por la obra. Lo apunto a mi lista de clásicos obligados. Un besazo.

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    1. Hola, Clara. No sé si te gustará la obra, porque el protagonista es un personaje de lo más extraño, pero estoy segura que, cuanto menos, te sorprenderá. Muchas gracias, amiga.

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  3. Una reseña muy bien elaborada y escrita con toda corrección. Feliciades Mari Carmen. Me ha dado gana de leer. Besitos

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  4. Hola, Mercedes. Pues léela. Te vas a reír y a decir muchas veces "No me lo puedo creer". Ya me dirás. Gracias, amiga.

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  5. Buena reseña que efectivamente despierta el interés por leerla, así que me la apunto.

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    1. Muchas gracias, SalinaS. Espero que la leas pronto y ya verás que, al menos, te sorprende. Indiferente no deja, te lo aseguro.

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    2. Soy Alfonso, firmo con ese seudónimo mis fotos.

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    3. Ah, muy bien, Alfonso. Lo tendré en cuenta para la próxima. Buen día y gracias.

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  6. Hola MariCarmen. Casi se me pasa esta estupenda entrada. Juraría que siempre recibía un aviso por email de tus publicaciones, pero esta vez ha fallado el sistema o bien he fallado yo por haberlo pasado por alto. Menos mal que tengo tu blog en la lista de favoritos y hoy se me ha ocurrido mirar si había algo nuevo porque me extrañaba tan largo silencio por tu parte, jeje.
    Respecto a tu entrada, te diré que he leído el libro y que me lo recomendó mi profesora del taller de escritura creativa al que asistía hace tiempo. Se trata, efectivamente, de un caso insólito, como lo es el personaje de la novela que, por cierto, me encantó (la novela y el protagonista).
    Qué triste resulta que a un autor se le conceda un premio tras haber fracasado estrepitosamente cuando más necesitaba ese reconocimiento, y que solo recibe gracias a la constancia de su madre y cuando ya está muerto, y por suicidio.
    Dicen que nunca es tarde cuando llega, pero yo creo que en este caso no es así.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Josep, qué alegría me da verte siempre por mi blog, eres tan amable conmigo. Ojalá viviéramos cerca y pudiéramos hablar sobre nuestro parecer sobre la novela, da mucho juego a ello la trama. Y sí que tienes razón, es triste que el mérito llegue después de muerto. Muchas gracias y un abrazo enorme.

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