Imagen de la película "Memorias de Africa" con Maryl Streep y Robert Redford
«Querer y deber», ese es el dilema.
A veces es imposible evadir obligaciones, por ejemplo trabajar, de ello depende
nuestros recursos pecuniarios, por tanto, igual no queremos, pero debemos. Sin
embargo, hay otros opciones que se nos presentan en la vida donde el deber no es
imperativo, por lo que no querer no representaría más que negarnos a dicho
compromiso. Pero ¿por qué nos cuesta tanto decir no? En mi caso claudicar,
cuando no lo deseaba, me ha servido para estar descontenta conmigo misma en
tanto el otro u otra se iba tan fresco, pero como me era imposible negarme…,
saltaba en mi cabeza el «clip» del «Qué dirán» y caía en la trampa. Hoy los
años me dan otra perspectiva, solo los que te aprecian y conocen respetan tu
sinceridad, así que transigir con lo que no deseas no tiene lugar.
Vivimos en una sociedad donde el qué dirán sigue siendo importante, sin embargo, se ensalza la sinceridad, ¿cómo se digiere tal incongruencia? Desde mi punto de
vista, hacer algo porque los demás puedan decir o dejar de decir de nosotros solo
nos hace hipócritas y esclavos de las apariencias. Hace muy poco leí un
artículo de la actriz Meryl Streep sobre el modo en el que deseaba afrontar la
vida, y había una frase a la cual quiero sumarme, es ésta: «Perdí
la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de
sonreír a quien no quiere sonreírme». Creo que se ajusta a lo que intento
comunicar y llevar a cabo. No sé si será fácil, pero al menos lo intentaré.
Por M. Carmen Rubio Bethancourt.