Esta
nueva entrada voy a dedicarla a dar mi opinión sobre una novela que acabo de
terminar de leer, “El diablo en el
cuerpo” de Soledad Galán. No soy muy dada a hacer este tipo de comentarios, no me considero crítico literario, pero como este relato me ha conquistado voy a ello.
La
novela llegó a mis manos como regalo de Reyes de mis hijas, sabían de mi
interés por hacerme con ella (escuché a su autora, escritora de ensayos y
profesora de creatividad literaria, hablando de ésta, su primera novela, en
Canal Sur) y me obsequiaron con ella. Comenzada su lectura, a los pocos días de
conseguida, ya no podía dejar de leerla, es decir, me cautivaba. El porqué.
Tenía ante mí a una reina “frescachona”, Isabel II, contándome su vida privada;
pues Soledad Galán, su autora, domina el lenguaje de tal modo que pareces estar
intimando con la mismísima soberana.
La trama gira en torno a la figura de la reina Isabel II de España (siglo XIX), centrada
en el terreno personal y emocional que soportó esta señora, sobre todo en su relación
amorosa y sexual con los hombres. Para ello Soledad Galán pone en boca de su
protagonista, Isabel II, y después de muerta, los sabores y sinsabores en su relación con
los hombres, comenzando con su matrimonio a los dieciséis años con Francisco de
Asís de Borbón, “Paquita” (como lo denominaban sus coetáneos y la propia reina),
y causante del frustrante inicio de Isabel II en tan deseado camino del amor para
una jovencita; el esposo parecía tener más pluma que ella misma. A partir
de ahí Isabel II nos relatará, con buenas dosis de humor un tanto ácido que te
hacen reír en no pocas ocasiones, como volcaría todo su interés en satisfacer
lo que tanto anhelaba: el amor y el sexo. Tal entrega la llevaran a conocer a
una buena lista de amantes que la adoctrinaran en tales artes, aunque poco
compensaran su deseo de amar y ser amada. Por otra parte la autora hace a la
protagonista consciente de su suerte, ya que se sabe reina de España, pero a
merced de todos; bien se encargó su madre, Doña Mª Cristina, que no supiera
demasiado, así la podía manejar a su antojo, lo que fue bien aprovechado por
las distintas opciones políticas que entonces se disputaban el gobierno de
España.
La
novela tiene un hilo conductor, la vida
íntima de Isabel II, y en eso juega un papel fundamental el sexo, también en este aspecto me ha sorprendido la autora. Porque Soledad Galán sabe hacer literatura en tales descripciones al poner en ellas un punto de delicadeza con el recurso de las comparaciones,
más o menos como si a través de éstas tuvieras ese velo ante ti que cubre, pero
te deja ver.
Para mí lo
excelente de esta novela no es tanto su argumento, que dicta la historia,
sino como enlaza los acontecimientos íntimos de la protagonista y cómo los describe
a través de ésta, porque leyendo la novela pareces oír y ver a la reina, una
mujer castiza, desenvuelta, muy dada a utilizar un lenguaje grotesco y
chabacano, propio de quien no tiene una gran cultura (de lo cual es consciente
la protagonista) y de quien, sin medias tintas, dice cuanto le vienen ganas,
porque también se sabe reina. A través del relato de Soledad Galán
imaginas a Isabel II tal como la describiera Valle Inclán en su escrito “La corte de los milagros”: “La
Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética,
rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión,
un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos”
Lo he
pasado francamente bien leyendo esta obra tan bien planteada y tan bien
redactada por su autora, es más, hacía tiempo que un relato no me impactaba, y
éste lo ha hecho. Enhorabuena, Soledad Galán.
Soledad Galán
Por si
estáis interesados en leer la novela, comentaros que la ha editado Grijalbo.
Reseña
realizada por M. Carmen Rubio Bethancourt