He
de reconocer que mis libros de estudiante no mencionaban nada acerca de una
serie de mujeres que tuvieron un destacado papel en el panorama cultural
español durante las primeras décadas del siglo XX, «Las sinsombrero»,. Nombre con el cual muchas se autodenominaron
para desafiar a esa sociedad que les imponía un status de mujer sumisa y cuya
dedicación estaba circunscrita al ámbito familiar y doméstico, pues el hecho de
ir sin sombrero suponía ya un acto de rebeldía por aquellos años. Mujeres que,
al igual que sus coetáneos masculinos, pusieron su sello y apoyo a la cultura y el arte de nuestro país y, sin
embargo, ¿a cuántas se nombran cuando hablamos, por ejemplo, de la generación del 27? Fueron sus
compañeras, sus amigas, creaban como ellos… Tania Balló, productora y directora de cine, ha escrito un ensayo, «Las sinsombrero», y codirigido un
documental sobre ellas, (emitido en Tv2), creo que nos acerca maravillosamente
al mundo de estas mujeres excepcionales, como son: Concha
Mendez (escritora y editora), Rosa
Chacel (escritora), Mª Teresa León
(escritora), Mª Zambrano (filósofa),
Ernestina de Champourcín
(escritora), Josefina de la Torre (escritora, cantante,
actriz), Marga Gil Röesset
(ilustradora y escultora), Consuelo Gil
Roësset (escritora y editora), Maruja
Mallo (pintora), Ángeles Santos
(pintora). Todas con unas apasionantes trayectorias personales, culturales y
artísticas, sin embargo, he querido dedicar esta entrada a una de ellas, a Marga Gil Röesset, ya que, de entre
todas, creo que es ella la que desde muy niña destaca en sus cualidades
artísticas, hasta tal punto, que bien podríamos denominarla niña prodigio. Y
con tal maestría y originalidad creaba esta sensacional artista que de no
acontecer el trágico final de su vida, con tan solo veinticuatro años, pienso
que hubiéramos tenido en ella a uno de nuestros genios universales.
MARGA GIL ROËSSET (1908-1932), Las Rozas, Madrid. Perteneciente a una familia
de la alta burguesía, es la segunda de los cuatro hijos del matrimonio Gil
Roësset. Nace débil y su madre, con gran tesón y amor, saca adelante a su hija.
Tanto ella como sus hermanos reciben una educación culta y religiosa. Alentada
por su madre, su hermana mayor, Consuelo,
hace un cuento «El niño de oro (1920)», que Marga ilustra con tan solo doce
años, su hermana tiene quince. El cuento es un éxito y las ilustraciones
llaman poderosamente la atención; parece increíble que una niña tan
pequeña derroche tanta creatividad y destreza. La segunda de las obras en las
que ambas hermanas vuelven a cooperar para realizar un nuevo proyecto es «Rose des Bois», Marga tiene trece
años, Consuelo dieciséis; dado su éxito, el nuevo cuento es editado en Francia (está
escrito en francés); como curiosidad, parece ser que Antoine de Saint-Exupéry se
inspiró en los dibujos de Marga para su obra «El Principito» (hay que tener en
cuenta que este autor visita varias veces España y «Rose des bois» se edita en
Francia).
ilustración del cuento "El niño de oro"
Tras su colaboración
en estas obras literarias, Marga opta por un cambio de rumbo artístico, la
escultura. Su madre intenta que tome clases con un escultor profesional, Victorio Macho, pero éste se niega a
influenciarla, por lo que se forma de manera autodidacta. En 1930 Marga expone
en la Exposición Nacional de Bellas Artes su conjunto «Adán y Eva» que deja a todos eclipsados por su maravillosa
ejecución. Sobre su manera de esculpir, ella declara en una entrevista que sus
obras van del interior al exterior, que materializan un ideal. Su forma de
esculpir, así como los materiales que utiliza, por ejemplo, el granito (muy
costoso de trabajar), la hacen única, distinta ante los críticos, como lo
demuestra en su obra «La mujer del
ahorcado», que nos deja ver ese alma atormentada que Marga impone a sus
composiciones, tal vez la que ella misma tuviese.
"Adán y Eva", 1930
En un momento de su vida se
cruza en su camino el matrimonio formado por Juan Ramón Jiménez (escritor) y su mujer Zenobia Camprubí (su hermana Consuelo y ella admiraban la labor de
Zenobia que traducía a autores como el poeta bengalí Tagore), ambas hermanas
conocen a la pareja durante un concierto. El matrimonio decide visitar el
taller de Marga. Según parece, durante aquella visita, Marga
les comenta que es su madre quien sugiere los temas y los nombres y que ella misma detestaba todo lo que hacía, por eso destruía algunas esculturas a martillazos.
De aquella visita surge el ofrecimiento de Marga por esculpir el busto de
ambos; empezaría con el único que concluyó, el de Zenobia, lo cual provoca que el
trato de la joven con el matrimonio sea más asiduo y la artista se enamore del escritor, hecho que causará en
Marga una inquietud espiritual, hasta tal punto que desee quitarse la vida al ser
rechazada y ver imposible la relación. Sobre esta terrible decisión, Marga deja
constancia en un diario que entrega a Juan Ramón Jiménez con la promesa de que
no lo leerá hasta pasado unos días. En el
diario la joven explica por qué quiere acabar con su vida; estas palabras escritas
en él dan buena muestra de su intención: “…Y es que…/ Ya no puedo vivir sin ti…/no… ya no puedo vivir sin ti…/
tú, como sí puedes vivir sin mí…/ debes vivir sin mí…”; también en él Marga
se exculpa con Zenobia por amar a Juan Ramón. En
un chalet propiedad de su tío en las Rozas, Marga Gil se quita la vida de un
disparo en la cabeza a la edad de veinticuatro años. Juan Ramón Jiménez quedó
tan impactado del suceso que dedicó a la joven varios poemas y la nombró en su
obra «Españoles en tres mundos».
Gracias al diario que poseían los herederos de Juan Ramón
Jiménez, publicado por la Fundación José
Manuel Lara; el reportaje sobre la artista en ABC cultural en 1997 realizado por Blanca
Berasátegui y en el que
colaboró su sobrina, la escritora y fotógrafa Marga Clark (autora de
una novela insipirada en la artista “Amarga luz”); A Ana
Serrano Velasco, que sacó a la luz la obra de Marga Gil en la Exposición en
el Círculo de Bellas Artes de Madrid y responsable de su catálogo (con colaboración
de otras instituciones), estamos descubriendo la vida y el talento de esta
precoz artista. No puedo imaginar lo que hubiera logrado de no quitarse la
vida.
Toda la obra
escultórica de Marga Gil que nos queda son dieciséis originales y diez réplicas,
pues no quiso dejar ni siquiera éstas a la posteridad, se encargó de
destruir todo cuanto pudo. No obstante, su legado es suficientemente admirable
para que su nombre aparezca, y en letras grandes, en los libros de literatura y
arte, al menos, de nuestro país. Juan Ramón Jiménez dijo de ella “Llevaba el alma fuera, el cuerpo dentro”.
Si deseáis saber más acerca de esta brillante mujer,
os dejo los enlaces que he consultado y donde encontraréis detalles e imágenes muy
interesantes sobre su vida y obra.
De Ana Serrano:
De Graciela Palau Nemes
Y sobre las sinsombrero, os dejo el enlace que os lleva a la
obra de Tania Balló: