sábado, 29 de septiembre de 2018

El otoño como inspiración.



Otoño inspirador.
Es un hecho comprobado que la naturaleza es motivo de inspiración para muchos escritores, y, como parte de ella, las estaciones no iban a ser una excepción. Y dado que entramos en una de las que a mí más me gustan: el otoño, me ha parecido acertado dar la bienvenida a éste con algunas creaciones literarias de escritores célebres que, de un modo u otro, lo evocan (al final de tan maravillosas letras, añado un microrrelato de mi autoría sin pretensión alguna de equipararme a tan grandes autores solo de unirme a la bienvenida).  Si os fijáis, es curioso observar la gama de sensaciones tan dispares que provoca.
Otoño, por Mario Benedetti
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
Ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
Aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
antes de que el futuro se nos vuelva escarcha.                                                                                                        
Canción de otoño, por Paul Verlaine (curiosidad: los primeros versos del poema fueron escogidos como contraseña por los aliados en la Segunda Guerra Mundial para dar la señal a la resistencia francesa que se iniciaba el desembarco de Normandía)
Los largos sollozos
de los violines
del otoño
hieren mi corazón
con monótona
languidez

Todo sofocante
y pálido, cuando
suena la hora,
yo me acuerdo
de los días de antes
y lloro

Y me voy
con el viento malvado
que me lleva
de acá para allá,
igual que a la
hoja muerta.

El otoño según George Eliot (Mary Anne Evan).

“¡Delicioso otoño! Mi alma está muy apegada a él, si yo fuera un pájaro volaría sobre la tierra buscando los otoños sucesivos.”

El otoño visto por Juan Ramón Jiménez
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina. 

Paisaje, por Federico García Lorca

La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.

Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.

Otro otoño triste, por Miguel Hernández
Ya el otoño frunce su tul
de hojarasca sobre el suelo,
y en vuelo repentino,
la noche atropella la luz.

Todo es crepúsculo,
señoreando en mi corazón.
Hoy no queda en el cielo
ni un remanso de azul.

Qué pena de día sin sol.
Qué melancolía de luna
tan pálida y sola,
ay que frío y ay que dolor.

¿Dónde quedó el calor
del tiempo pasado,
la fuerza y la juventud
que aún siento latir?

Se fue quizás con los días cálidos,
de los momentos que a tu lado viví.
Y así esperando tu regreso,
otro otoño triste ha llegado sin ti.
Las estaciones, según Rosalía de Castro.

“Frío y calor, otoño o primavera, ¿dónde se encuentra la alegría? Hermosas son las estaciones todas para el mortal que en sí guarda la dicha”

Melancolía, por Manuel Machado
Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...

Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.

Amanecer de otoño, por Antonio Machado
(dedicado a Julio Romero de Torres)

Una larga carretera 
entre grises peñascales, 
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales.


Está la tierra mojada 
por las gotas del rocío, 
y la alameda dorada, 
hacia la curva del río. 

Tras los montes de violeta 
quebrado el primer albor: 
a la espalda la escopeta, 
entre sus galgos agudos, caminando un cazador.

Sonata de Otoño (fragmento) Ramón del Valle Inclán

En el fondo del laberinto cantaba la fuente como un pájaro escondido, y el sol poniente doraba los cristales del mirador donde nosotros esperábamos. Era tibio y fragante: gentiles arcos cerrados por vidrieras de colores le flanqueaban con este artificio del siglo galante que imaginó las pavanas y las gaviotas. En cada arco, las vidrieras formaban tríptico y podía verse el jardín en medio de una tormenta, en medio de una nevada y en medio de un aguacero. Aquella tarde el sol de otoño penetraba hasta el centro como la fatigada lanza de un héroe antiguo.

Te recuerdo como eras en el último otoño, por Pablo Neruda
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Esbozos, por Hermann Hesse

El viento del Otoño crepita frío entre los juncos secos, 
envejecidos por el anochecer; 
aleteando, las cornejas vuelan desde el sauce, tierra adentro.

Un viejo solitario se detiene un instante en una orilla,
siente el viento en sus cabellos, la noche y la nieve que se acercan,
desde la orilla en sombras mira la luz enfrente
donde entre nubes y lago la línea de la costa más lejana
todavía refulge en la cálida luz:
áureo más allá, dichoso como el sueño y la poesía.

La mirada sostiene con firmeza en la fulgurante imagen,
piensa en la patria, recuerda sus buenos años,
ve palidecer el oro, lo ve extinguirse,
se vuelve y, lentamente, se dirige
tierra adentro desde aquel sauce.

El otoño, según George Sand (Aurore-Lucile Dupin).

“El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno”


Micro dedicado al otoño de mi autoría.

Otoño

Hoy las calles no temen al sol que se había adueñado de ellas sin la más mínima piedad, hoy no dejo al aire que me abrace y calme el calor de mi cuerpo, hoy el mar golpea la roca con más fuerza y el cielo ha cambiado, es menos azul, más caprichoso, traicionero a veces, hoy siento mis pasos al caminar sobre una alfombra cobriza que danza al son del viento y embriaga mis sentidos, hoy me siento renacer.
©2018, M. Carmen Rubio Bethancourt
Y hasta aquí esta entrada tan otoñal, espero que os haya gustado y disfrutéis de la nueva estación que ya está entre nosotros.