Niña leyendo, Renoir.
Cuando tenemos intención de escribir una historia, de las primeras cuestiones que nos planteamos es qué tipo de narrador utilizaremos para hacerla llegar a los
lectores. Uno de mis narradores preferidos es el narrador protagonista, porque,
desde mi punto de vista, mantiene con el lector una relación íntima que hace
muy fácil introducirlo en la trama como una especie de confidente, aunque también
tiene sus inconvenientes, entre otras cosas, no puede abarcar cualquier
situación a no ser que la vea, la escuche o se la cuenten. Sin embargo, estas
carencias se pueden suplir utilizando otro tipo de narradores que a
continuación, y en líneas generales, voy a comentaros.
Según creo conocer, entre los tipos de narradores están los que no forman parte del relato
(extradiegéticos o externos) y los que sí tienen que ver con él
(diegéticos o internos).
Atendiendo al primer tipo, narradores
externos:
-Narrador omnisciente: conoce todo
sobre la trama: personajes, situaciones, hechos, incluso, cómo piensan y
sienten. Utiliza la tercera persona gramatical. Ejemplos hay muchísimos en la literatura, tal es el
caso de obras tan famosas como “La Regenta” de Clarín o “Ana Karenina” de
Tolstoi.
-Narrador
equisciente:
Conoce la historia, pero desde el punto
de vista de un solo personaje del que sabe todo. Utiliza la tercera persona. Es un estilo muy
utilizado en las novelas de suspense o policiacas, ejemplo de ello lo tenemos
en relatos como los de Agatha Christie
-Narrador
deficiente u observador: se limita a narrar los hechos en tercera persona, no se implica ni puede acceder al mundo interior de
los personajes, actúa como una cámara de vídeo, captando todo cuanto ve sin más;
muy utilizado en el estilo periodístico o de informe. Ejemplo, “La Colmena” de
Cela
En cuanto a los narradores internos o que son parte de la trama (protagonistas o
personajes):
-Narrador protagonista: cuenta los hechos que le suceden y son causa de la
historia; utiliza la primera persona. Su punto de vista
es único, por lo que desconoce lo que siente el resto de los personajes a no ser
que lo vea, escuche o se lo cuenten, es conocido como narrador autodiegético. Ejemplo
de ello lo tenemos en “Matar a un ruiseñor” de Harper Lee o “El guardián entre
el centeno” de Salinger.
-Narrador secundario
o testigo: no es protagonista, pero forma parte de la historia y cuenta lo que sucede a los personajes. Se le conoce como
narrador homodiegético. Generalmente
utiliza la primera persona para
contar los hechos, pero también puede
utilizar la tercera. Las novelas de “Sherlock Holmes” de Conan Doyle, descritas por el doctor
Watson, fiel compañero del protagonista, son una buena muestra de este tipo de narrador.
-Narrador
en segunda persona. Por
lo general, tiene que ver con la trama. Es fácil identificarle porque se dirige
al lector, de tal forma, que parece que éste
tenga que ver con cuanto ocurre. Un buen ejemplo es la novela “Cinco horas
con Mario” de Miguel Delibes.
Y para concluir, añadiré que hay relatos en los que
podemos observar la alternancia de narradores, por tanto, es una posibilidad a
tener en cuenta a la hora de elaborar nuestra historia; la novela “Los
pacientes del doctor García”, de Almudena Grandes, es un modelo de este tipo de
narración.
Espero que el artículo os haya gustado y os sea útil.
© 2018, M. Carmen Rubio Bethancourt
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