En este microrrelato intento exponer una decisión fundamental para nuestra vida, pero que provoca una situación embarazosa de no llevarse a cabo como se espera.
Pensamientos inoportunos
Apenas faltaban unos minutos para que les declararan
marido y mujer y a Marta se le llenaba la cabeza de una impertinente duda: ¿deseaba
casarse? Y entre divagación y divagación un rápido vistazo a los invitados, a
esos que cuando oyeran un posible «no» de sus labios la pondrían verde. Con qué
cara de lelos la contemplaban, parecían estar presenciando la llegada del mejor
estado en el que pueden encontrarse una mujer y un hombre, y lo paradójico del
caso es que más de la mitad de ellos estaban divorciados. Llegaba el momento
crucial, la temible pregunta: «Carlos, ¿Quieres recibir por esposa a Marta,
prometes serle fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud
como en la enfermedad, amándola y respetándola durante toda su vida?» «No, no
quiero, lo siento» Las lágrimas y una risa nerviosa asomaron al rostro de
Marta. Fue una suerte para la joven que todos imaginaran que la invadían el
dolor y la tristeza.
©M. Carmen Rubio Bethancourt